jueves, 10 de septiembre de 2015

Un tomate y dos pepinos

En medio de una animada conversación, una amiga me propuso el reto de escribir un cuento "bajo demanda". Con un argumento un poco loco, algo como "un tomate y dos pepinos". Así que como diría el célebre Barney Stinson:






Un tomate y dos pepinos.


Faltaban escasas horas para que despuntara el alba. Y todo lo que quedaba en las canastillas del supermercado, en el pasillo de las verduras, eran un tomate y dos pepinos.

Y no es que los hubieran dejado allí por encontrarse demasiado maduros o a punto de podrirse, no. El tomate aún tenía la piel brillante y de un color carmesí intenso. Resaltaba tanto, que daban ganas de morderlo. El par de cohombros también ostentaban un matiz vivo, verde aceitunado. Sin embargo, las canastillas compartían el mismo tono verdoso, por lo que los pepinos se perdían de vista si se miraba desde lejos.

—No debería de estar aquí —comentó el primer pepino, de formas rectas y cuerpo abultado.

—¿Te refieres al tomate? —replicó el segundo pepino, más esbelto y de silueta encorvada.

—¿De quién más estaría hablando, si no de él? —contestó bruscamente el primer pepino—. Éste es el estante de las verduras. Y el tomate es una fruta.

—Estás loco, Gordo. El tomate es una verdura. Se lo agregan a las ensaladas, y lo vuelven salsa para comidas de sal. Además no veo que preparen "helado de tomate". ¿O sí?

—Eso no me parece una explicación válida, Pepe. Uno ve que le ponen fruta a ensaladas de verduras, e incluso, que usan frutos rojos en la preparación de salsas para carne. Es lo que llaman la nouvelle cousine, mi amigo.

—¿Y qué sabe un pepino de cocina europea?

—Pues lo oí de una compradora francesa que vino esta mañana. Puedes aprender mucho de los clientes que vienen, si pones algo de atención.

—Bueno, podrás saber de cocina… como se llame. Pero eso no implica que sepas con certeza si el tomate es una verdura o una fruta.

—En China le agregan tomate a las ensaladas de frutas. En España, lo vuelven mermelada. En Estados Unidos hacen jugo…

—¿Y me imagino que eso lo oíste de un cliente chino, uno español, y uno gringo?

—Exactamente.

—¿Y todos hablaban de tomates precisamente cuando pasaban por acá?

—Estamos al lado de ellos. "La ocasión la pintan calva", dicen por ahí.

—¿De dónde carajo aprendes tantas cosas, Gordo?

—Ya te dije, Pepe, de los clientes. Es genial que venga tanto extranjero a este supermercado.

—¿Te das cuenta que si los tomates fueran una fruta, como tu afirmas, estarían al otro lado, en el corredor de las frutas, y no habrías oído a toda esa gente hablar de tomates?

—¡Vaya! —exclamó Gordo—. ¡Es el primer comentario inteligente que haces!

—Que no pare oreja a todo lo que dicen los compradores, no quiere decir que no haga buenos análisis —contestó Pepe, orgulloso.

—Entonces, analiza esto. Los tomates son frutas, porque los pueden recoger verdes, y al madurar, se ponen rojos y dulces. Nosotros somos verduras, porque en lugar de madurar y cambiar de color, nos podrimos.

—El coco es una fruta, y no cambia de color.

—Bueno —por primera vez Gordo se mostró algo vacilante—, pueden haber ciertas excepciones…

—¿Y cómo sabes que el tomate no es una excepción? Si hay frutas que no maduran, como el coco, ¿por qué no habría de haber verduras que maduran?

Gordo se quedó sin palabras por un momento.

—Pues tú eres una verdura bastante inmadura por cierto.

—No es inmadurez, es escepticismo —aclaró Pepe.

—¿Entonces no vas a aceptar que el Tomate es una fruta?

—No. Para mí es una verdura igual que nosotros. Por algo los del súper la pusieron en nuestro pasillo…

La discusión continuó hasta el amanecer, todo seguido por el oído atento del Tomate, el cual no dejó escapar una sola palabra.

«Y pensar que los pepinos también son una fruta» —se dijo a sí mismo el Tomate.

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Espero que les haya gustado. Si no... me importa un pepino. Jajajaja

Si le gustó, y desea que escriba un cuento bajo demanda, puede proponer el tema en los comentarios.


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