viernes, 29 de mayo de 2015

El césped de hoy pica más que el césped de mi época

¿Recuerda usted, cómo era el proceso para enviar un correo tradicional en los 80's?


Empezar a escribir la carta. Equivocarse en el texto. Volver a empezar. Volver a equivocarse. Dejar el tachón y seguir. Terminar la carta. Releerla y pensar "la letra quedó fea, pero al menos el mensaje se entiende". Meter la carta en un sobre. Cerrar el sobre con babas. Poner remitente y destinatario. Darse cuenta que los puso al revés. Buscar otro sobre y no encontrar ninguno. Sacar la carta del sobre dañado, de forma cuidadosa. Romper la carta a pesar de intentar abrir el sobre con delicadeza. Escribirla nuevamente. Darse cuenta que ésta vez, la letra quedó más fea, pero al menos no tiene tachones. Ir a comprar otro sobre a la papelería. Volverlo a marcar. Cerrarlo con babas. Ir al correo. Comprar las estampillas. Pegarlas al sobre (sin babas, esas son auto adhesivas). Pagar el envío y esperar.

El proceso por lo general terminaba con una llamada telefónica, un par de semanas después.

—Hola Pao! ¿Te llegó la carta?
—¿Cuál carta?

¿Recuerda usted, cómo se zanjaba una discusión relativa a temas de cultura general, por esas épocas?


—Que no, Paola, que los bananos no crecen en árboles.
—Que sí... entonces dónde más van a crecer... Te lo estás inventando.
—No, es en serio. Lo vi en alguna parte.
—Ay sí... cómo no....

A menos que se tuviera un libro del tema a la mano —quién no tiene un libro de "Principios de Agricultura Bananera" en su biblioteca—, uno podía quedar con la duda por días o semanas... hasta que se le olvidaba.

—Efectivamente, los bananos no crecen en los árboles. Crecen en hierbas muy grandes, que no tienen tronco. Lo dice en más de mil páginas en Internet. Al fin tengo la evidencia... 20 años después.


¿Recuerda usted, cómo era ponerse una cita en los 90's?



—Nos vemos esta tarde a las 5, en Metrópolis. Toca llegar temprano, porque la película empieza a las 7 y hay que hacer fila.

Luego de definir punto y hora de encuentro —y a menos que todo saliera exactamente de acuerdo a lo planeado—, uno quedaba en el limbo. ¿En cuál de las entradas del centro comercial es que nos vamos a encontrar? ¿Qué pasa si hay mucho tráfico? ¿Será que me espera? ¿En caso de algún inconveniente, cómo aviso que la cita se cancela?. Cualquier cambio de los planes podría convertirse en una tragedia griega.

A eso, añádale las dos horas de fila —porque en ese entonces no había silletería numerada en los cines—.

—6:30 de la tarde y no llega —piensa uno— Será llamarla a la casa.

Buscar un teléfono público. No da tono. Buscar otro teléfono público. Tiene una fila como de diez personas. Hacer la fila de todas formas. Terminar de hacer la fila. Darse cuenta que no tiene monedas. Ir a la tienda a cambiar un billete. No le dan cambio si no compra algo. Comprar una empanada. Comérsela. Quedar con aliento de ají y un pedazo de cilantro entre los dos incisivos. No darse cuenta. Hacer la fila del teléfono otra vez. Llamar. Escuchar a la mamá de la chica, del otro lado del altavoz.

—Mijo, Paolita llamó, que lo está esperando en el Teatro Metropol desde hace rato.
—¡Era en Metrópolis Doña Martha!

Dice un refrán muy común que "Todo tiempo pasado fue mejor". O en palabras del Abuelo Simpson "El césped de hoy pica más que el césped de mi época". En este caso en particular, no estoy de acuerdo con el Abuelo ni con el refrán. ¿Cómo voy a estar de acuerdo?. El mundo era supremamente aburrido en ese entonces. Soportar filas eternas en los bancos, y tener que hacerlo varias veces en el mes (sin ninguna clase de entretenimiento por cierto). Vivir sujeto a la programación de sólo dos o tres canales de TV. Tener que esperar años para que llegaran tecnologías y productos habituales en el extranjero... Y si nos vamos más hacia atrás, aún peor. Sin televisión, sin teléfono, sin aviones, sin antibióticos, sin anestesia. Definitivamente no me hubiera gustado vivir en esas épocas.

Curiosamente, el refrán puede haber surgido de un poema del siglo XV, del escritor español Jorge Manrique. El poema se llama "Coplas por la muerte de su Padre"

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

Desconozco que clase de cosas del siglo XIV añoraba el poeta en cuestión; pero teniendo en cuenta que los eventos más relevantes de ese siglo en España fueron la peste negra —que mató al 60% de la población europea—; y dos hambrunas —que detuvieron el crecimiento demográfico en esos períodos—; uno diría que a don Jorge se le corrió la teja.

En ese orden de ideas, prefiero la interpretación que hace del refrán, el gran Ernesto Sábato, en su obra "El Túnel"

“La frase 'todo tiempo pasado fue mejor' no indica que antes sucedieran menos cosas malas, sino que felizmente la gente las echa en el olvido”

Habrá que olvidar las cosas malas que ocurrieron en el pasado entonces, y enfocarse en las cosas buenas. Como por ejemplo, que al menos Paolita no me vio con el pedazo de cilantro entre los dientes.



sábado, 23 de mayo de 2015

Yo sí estaba en onda, pero luego cambiaron la onda...

¿Quién de los que pertenecemos a la generación de los 80's, no recuerda la letra de canciones como ésta, de los Hombres G?

♪♪ Voy a vengarme de ese marica.
♪♪ Voy a llenarle el cuello
♪♪ de polvos pica pica

¿O de ésta, un poco más "pesada y moderna", de Illya Kuryaki?

♪♪ Be cool don't be culo man chico boludo
♪♪ todos tus chumbos metételo en el culo

¿Lo recuerda, verdad? No lo niegue. A usted esas canciones le parecían lo máximo. Las tarareaba cuando las oía en radio, se divertía cuando las pasaban en televisión —por lo general las transmitían censuradas—, y si hubiera habido la tecnología de ahora en ese tiempo, las habría tenido en su reproductor de Mp3.

La mitad de la letra de esas canciones era casi incomprensible, pero el ritmo era pegajoso, que era lo importante. Y de paso decían groserías. Rebeldía a flor de piel. Y mientras los hijos adorábamos las canciones, los padres las odiaban.

"Esas cancioncitas les enseñan malas mañas. Qué va a ser música, ese lenguaje tan soez".

A menos que los papás fueran medio hippies, y que también les gustara esa vaina, uno tenía que escuchar esas canciones sólo, y a escondidas. O con los amigos del colegio.

"¿Ya oyó la canción de la Cabra?... esa que dice 'la cabra, la cabra, la puta de la cabra...' está una chiiiimba"

Pero luego el tiempo pasa, llega uno a "cierta edad" —esa edad en la que se deja de entender lo que hacen los jóvenes, para convertirse en el crítico de lo que hacen—. Palabras como "soez" y "malas mañas" entran en el vocabulario normal de las conversaciones.

Uno de los indicadores de que uno ha llegado a esa edad, es que la música de las nuevas generaciones (con contadas excepciones), deja de gustar. Encuentra vulgar la letra y la forma de bailar de ritmos como el del reggaetón. Le parece chocante su forma de vestir. Ve como ridícula la denominación de "tribu urbana" cuando sus miembros se definen como Emos o Hipsters. Se le olvida que probablemente, usted perteneció a alguna tribu. Metaleros. Skaters, Skinheads, Candys… Bueno, tal vez no estuviera dentro de la tribu. Pero de seguro tenía amigos en por lo menos alguna de ellas.

Volviendo al tema de la música, hago una aclaración. No es que esté comparando "Abarajáme" con una canción de reggaetón actual. Para nada, porque "Abarajáme" es una obra de arte, al menos visualmente hablando. Si no me cree, vea el vídeo. A mí me parece que tiene un estilo muy de "Tarantino". Algo que no sorprende, considerando que probablemente, al igual que Tarantino, los del vídeo de Illya se habrán inspirado en el estilo de las películas de kung fu de Sonny Chiba o similares. Dicho sea de paso, la canción ganó Vídeo del año de MTV latino en 1996 (cuando en MTV todavía pasaban música)

Si me halla la razón, usted seguramente ya pasó de "cierta edad".

En fin… No le gusta la música, la vestimenta, ni la actitud de los jóvenes actuales, pero añora la música, la vestimenta, y la actitud de cuando uno era joven.

Y entonces, uno se da cuenta de que comenzó a envejecer, en el momento en que ésta frase del Abuelo Simpson comienza a resonar en la cabeza, y todo cobra sentido:



"Yo sí estaba en onda, pero luego cambiaron la onda, y ahora la onda que traigo no es onda, y la onda de onda me parece muy mala onda. Y TE VA A PASAR A TIIII" 

A mí me pasó. Me di cuenta, cuando mis personajes favoritos de los Simpsons dejaron de ser Bart y Lisa, para ser Homero y el Abuelo. Empieza uno a entender en mayor profundidad esa clase de apuntes, o a ver los diálogos desde otra perspectiva.

Muchas veces me siento identificado con el Abuelo Simpson. Me gusta inventar historias, estoy lleno de chocheras, y últimamente todo me duele. Esa es una de las razones por las que le puse a este Blog "Anciano grita a una nube".

La otra razón es que, aparte de ser una frase graciosa, representa mi percepción inicial sobre escribir por este medio. Escribir en un blog es como gritarle a una nube. O como gritar en la nube, para usar la terminología actual.

En próximas publicaciones le seguiré gritando a la nube. Si todo sale dentro de lo planeado, la siguiente entrada se llamará: "El césped de hoy pica más que el césped de mi época."

Tarea para la casa: Vea el vídeo de Abarajáme. Lo va a disfrutar, o por lo menos, lo va a comprender desde otra perspectiva. Véalo y me cuenta que opina en los comentarios.